Es increíble como llega
como si de pronto asaltase la ceguera
o al revés
como si de pronto abrieras lo ojos
lo que antes eran corazones
ahora son sombras
desconocidas, anónimas
que esgriman hasta tu último rincón
para creer un más allá que no existe
Creciendo un orgullo como viejo
que lastima hasta lo más profundo
sin entender el por qué
le precede una rabia
acumulada e hiriente
como lanza afilada
Es descubrir tu mano asida a unos huesos
antes gozos acogedores
ahora vanidades receladas
Y tanto te preguntas
que desgastas las respuestas
en lo que queda
una triste y doliente
decepción.
Marzo 2014
©Ana López
Muchas personas decepcionan, duelen, mutan, cambian, se muestran tal y como son. Y la decepción aparece. Pero hay que mantener la esperanza de que todavía merece la pena creer en las personas. Yo, egoísta, me alegro de que al menos sigas encontrando en tu preciosa poesía una forma de sobrellevar tus desánimos. Pero ambos sabemos que volverá la alegría, que es también inspiradora, y que reiremos con moscas vacilonas (por ejemplo). Besos.
ResponderEliminarJAjajajaja, Héctor... ¡claro que si! Yo creo mucho en las personas, tengo casi fe ciega en ellas y ya me podrán fallar (o no) que, quitando casos extremos, siempre ando con brazos abiertos. Besos y gracias por comentar mis desahogos ;)
Eliminar