Me sumerjo en los ahora,
para no ahogarme en
los luego,
escudriño los
siempre,
para no trabajar el
ayer.
Se deshacen en mis
manos los instantes,
y se cuelan por mis
credos;
por mis miedos:
Para no dejarme los
recuerdos
y nublar mis
pensamientos.
Pasa tan rápido la
vida,
que de vivirla no me
da tiempo;
Y se burlan de mi las
almas,
que inmortales me
despeinan.
No tener fe es
difícil,
es más arduo que
tenerla,
pues creer calma/ el
alma
de los desasosiegos
que
se acumulan
en
ella.
© Ana López
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