a Oriol
Es cuando tu cuerpo,
aún fruncido de cuna
se acopla a la bella
flor,
perfecta mano de
jardinero/
de tu padre
Es la vida que te
mueve
obrero temprano de
ella
amparando con tus
insinuados labios
las margaritas con
las que te alimenta/
tu madre.
Es el momento en el
que le hablas
hermoso feligrés de
fantasías
y con el que creas
troncos
de hermosos olivos de
sueños…/
a tu hermano
Y a mi se me escapa
tu nombre
dibujando tu bella
sonrisa en el aire
contándome de quietudes
en tormentosos mares.
Es cuando tú me miras
-y me miras-
cuando alejas de mi
las soledades
tan perseguidas, tan
abusivas
Y es ya cuando te
tengo en mis brazos
cuando miro a tus
ojos
-en los que has
reunido el cielo-
cuando discurre la savia;
cuando me permites el beso
suave,
delicado,
conciso
colmándome de tu
cariño naciente…
Despliegas tus
manitas delicadas
-cual si fueran alas-
y me enseñas
que existen nuevas
azaleas
bellas y perfectas
Es cuando veo que
creces
y de pronto floreces
con el aroma dulce
recién baño de la nueva vida
Cuando me dejas que
te acoja
como un milagro
único,
irrepetible…
descubriéndote así
ramo
y en jarrón de ternura
atendido
Que no hay nada más
grande
nada hay más prodigioso
que observar tu vida
entre jardines
y lograr que en ti me
vea
como vez primera
lograr que aún descubra
que amanece la
primavera.
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