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miércoles, 12 de marzo de 2014

UN ADIÓS ILÍCITO








Hay despedidas que saben a poco
Las hay que tienen pies
y bajan las escaleras hasta desaparecer
dejando estela de desazón

Hay despedidas que resignan los labios
llenos de tu aliento
las hay con caricias que perduran
en una pasión que queda coja
perturbada por ese adiós
sorprendida por una ausencia
inesperada, traicionera

Entonces es cuando quedan las huellas
colgando del techo del lecho
en el que se amó
en el mismo que se filtró entrega
el que escribió ternuras en mi piel
en mis pechos, en mi vientre
en mis destinos…
Ese que incumbía acogernos en el sueño
quimera dulce tras las concesiones
tranquilo en el abrazo
reparador de las pasiones


Hay despedidas que saben a poco
porque no dan tregua al beso
que ávida quisiera conservar
para diferir el sentimiento
y hacerlo algo más eterno
un poco, 
no mucho,
pero más eterno
Y viajaría en mis sueños contigo
pero un prohibido me lo prohíbe
el mismo que descansa en mi lecho
en tu lugar
donde reposan
-ahora-
los ecos y los aromas
de tu despedida.


©Ana López
Marzo 2014


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