Te cedería,
de mis labios un segundo,
para que los besaras;
para poder sentir tu mundo,
en un simple roce.
Te concedería,
de mi piel minutos,
esos que dedicarías
a recorrerla entera;
hasta atravesarla.
Te dejaría,
horas de mis regazos,
en los que refugiarte,
descubriéndome a retazos;
y así poder amarte.
Te entregaría,
un millón de años,
para que te fundieras
en mi, conmigo
hasta donde quisieras.
Te donaría,
mi reloj único,
para que vires esa arena;
y así comiences tus versos,
así inicies tu poema.
© Ana lópez
Del libro "Rincones de Mujer"
Del libro "Rincones de Mujer"
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