Es el mismo cielo el que nos cubre
guardando nuestros deseos,
tan íntimos, tan bellos; etéreos…
que la distancia, cruel, encubre
Es bajo las hojas de octubre
donde reposará este legado,
allá anidará aletargado
hasta que el viento lucubre
Qué injusto es saber:
que nuestros labios quedan sin beso,
¡que aún de tus ojos me embeleso!
y sin embargo ya es ayer
Qué injusto es desear
renovar nuestro destino
pintarle orlas de platino
a una obra aún sin crear
****
Ahora me absorbe la ciudad
y siendo el mismo cielo el que tu miras,
siendo el mismo cofre el que suspiras
el olvido no tiene piedad.
Y me olvidarás
... quizás
©Ana López
Del libro "Rincones de Mujer"
Noviembre 2011
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